El ministro Luis Caputo responsabilizó públicamente a los bancos por contribuir a una “avalancha de pesos” que desató una crisis monetaria: afirmó que al rechazar el canje de Letras Fiscales de Liquidez (LEFIs), liberaron alrededor de $10 billones entre el 8 y el 10 de julio, lo que amplió la base monetaria y generó tensión sobre el tipo de cambio y las tasas de interés.
Como respuesta, el Tesoro lanzó una licitación extraordinaria para ofrecer Lecaps y Boncaps a los bancos, con plazos cortos diseñados para absorber esos pesos excedentes y evitar que terminen en la demanda de dólares.
En paralelo, el Banco Central volvió al mercado de pases pasivos (REPO) con tasas de hasta el 36 % anual, muy por encima del 22 % que venían operando, absorbiendo más de $4 billones en operación diaria. La intervención busca estabilizar los rendimientos en pesos y limitar el traslado al mercado cambiario.
Fuentes del equipo económico reconocen que estas medidas buscan restablecer las tasas reales positivas, preservar la liquidez en pesos y contener el salto del dólar en medio de una nueva corrida cambiaria. La estrategia combina absorción de excedentes con señal de endurecimiento monetario, en un contexto donde el dólar mueve entre $1.280 y $1.340 según el segmento.